sábado, 25 de junio de 2011

El médico enfermo

Agradezco mucho a quienes se tomaron el tiempo y la molestia de leerme el miércoles…

Alguien me dijo que tenía la duda del por qué habíamos quienes queríamos a fuerza decir lo que pensábamos a medio mundo o, en su defecto, publicarlo en este medio… Yo tengo la respuesta. Porque llega el momento en que tienes tanto que decir que no te cabe, y de algún modo hay que exteriorizarlo…

Hoy también tengo mucho que decir. Y tiene relación con lo que dije el miércoles.

Ese día pregunté: ¿quién dijo que era sencillo ser un médico enfermo?

Voy a hablar de eso.

No es sencillo. Y voy a narrarlo.

Primero, el aparentar la normalidad. Yo creo que todos sabemos lo que es aparentar la normalidad cuando no la hay. Todos tenemos al menos un problema, ¿no? Pero habemos muchos que tenemos muchísimos.

Me levanto cada día y me pongo la bata. Esa bata que no sé qué tiene que inclusive pone una barrera a los que están frente a ti. O, por el contrario, te da estatus de juez, sacerdote y mago. (Que los médicos que lean esto me digan si me equivoco) Para mí, llega un momento en que tengo que dejar de lado mi propia enfermedad, mi dolor y mis conflictos internos para intentar ayudar a otra persona con los suyos… Y, la verdad, me esfuerzo mucho. Muchísimo. Al extremo de terminar agotada, física y mentalmente. Aunque no deje de sentir que vale la pena.

Ser un médico-paciente te enseña muchas cosas.

Porque cuando eres paciente eres vulnerable, te deprime la enfermedad – y más si es una enfermedad larga – y además tienes que adaptarte a ella. Yo tenía una enfermedad. Ahora tengo dos más.

Se supone que alguien debería comprenderme. Pero a esas suposiciones he dejado de hacerles caso. Intento comprenderme yo, porque yo vivo con eso y yo soy la que mejor lo conoce. Amén por eso.

Pero vuelvo a mi punto. ¿Cómo aparentamos la normalidad? A veces me asombro de eso. Conozco a muchos médicos que lo hacen, como yo; que intentan dejar atrás sus problemas para ayudar a otros. No me considero la única víctima de eso. Sin embargo, si estoy en una situación especial. Y es por ello que escribo, y trato de hacer que otros comprendan algo nuevo. O que vean desde otro punto algo que ya conocen.


Una persona me dijo una vez que esto me haría un mejor médico… creo que ya está sucediendo.


¿Por qué escribí esto? Me pregunta alguien de nuevo. Porque es importante para mí. Con eso es suficiente.

miércoles, 22 de junio de 2011

2011... Año de Fuego

Van cambiando las cosas... Llueve ahora, tengo nausea, y no es la primera vez ni será la última...

Veo al mundo pasar, no voy al mismo ritmo...


En 35 días todo puede ser diferente... tengo fe en que será diferente. Mientras tanto, hay que lidiar con lo de siempre y algo más, y sobre todo, tener confianza... No es sencillo en estos tiempos.

Lidias con las tragedias ajenas. Lidias con las propias.

¿Quién dijo que era sencillo ser un médico? Y, sobre todo, ¿quién dijo que era sencillo ser un médico enfermo?

Alguien me dijo que esto iba a ser para bien... Y no, no es lo de siempre, es una verdadera prueba de fuego, que puede cambiarme para bien o para mal... Solo quien sepa lo que es dolor de verdad entendería... Mientras tanto, el resto se llenará la boca opinando...

¿Quienes son los demás para opinar?



PD. Si, estoy triste, si es la pregunta... No me falta el apoyo... solo la paciencia... Gracias...